Autoestima: tu poder invisible
Por Maricruz Rahme
Cuidarse a uno mismo es fundamental y, a veces, solo nos enfocamos en el cuidado físico y prestamos poca atención al cuidado psicológico.
La autoestima no se hereda; se va construyendo a partir de la información que almacenamos a lo largo de la vida, incluidos nuestros pensamientos, sentimientos, sensaciones, experiencias y vivencias.
La autoestima implica quererse y respetarse; ayuda a sentirse mejor consigo mismo y esto influye en el comportamiento. Cuanto más amor propio tienes, menos miedo hay a la pérdida, eliges relaciones más sanas y toleras menos el maltrato. En cambio, cuando nuestra autoestima es baja, buscamos validación constante, nos cuesta decir «no», hay un miedo exagerado a equivocarse, nos volvemos indecisos y llegamos a aceptar dinámicas tóxicas.
Contar con una autoestima sana nos ayuda ante la ansiedad, la depresión, el perfeccionismo rígido, la autocrítica excesiva y, además, favorece la regulación emocional, la resiliencia y la sensación de control sobre la vida.
Las personas que confían en sí mismas tienden a asumir retos y a tolerar mejor los errores o fracasos.
Algunas sugerencias prácticas y claras para aumentar nuestra autoestima son:
- Háblate con respeto. Cambia el «soy un desastre» por «tuve un mal día». Habla contigo como hablarías con alguien que amas.
- Establece límites saludables. Aprende a identificar tus límites físicos, emocionales y de tiempo. Hacerlo protege tu valor.
- Reconoce tus logros. Haz un «registro de logros»: anota cada día tres cosas que hayas hecho bien. Debemos entrenar a nuestro cerebro para notar lo positivo, ya que por naturaleza tendemos a ver más los errores que los aciertos.
- Evita compararte constantemente. Debemos compararnos con nosotros mismos, no con otros; pregúntate: ¿qué versión de ti de hace un año mejorarías hoy?
- Rodéate de personas que te traten bien. El entorno influye; rodearte de personas que te invalidan o critican en exceso solo hará que baje tu autoestima. Prioriza relaciones que te respeten, te escuchen y te impulsen.
- Deja de buscar aprobación constante. Tu valor no se mide en likes. Antes de preguntar a otra persona «¿qué opinas?», pregúntate «¿qué opino yo?»
- Reconoce tus emociones sin juzgarlas. Está bien no estar bien todo el tiempo.
- Celebra tus avances, aunque sean pequeños. Felicítate más, reconoce tus esfuerzos e incluso regálate algo pequeño.
- Trabaja en tu autocuidado. Dormir bien, alimentarte de forma saludable, moverte y descansar ayudan a fortalecer el bienestar emocional. La mente se siente mejor cuando también cuidamos el cuerpo.
Si te interesa trabajar estos temas con apoyo profesional, puedes consultarme. Como psicóloga especializada en bienestar emocional y manejo del estrés, puedo acompañarte para identificar hábitos y creencias limitantes, diseñar estrategias de manejo y crear un plan de intervención personalizado. No dudes en contactarme para iniciar un proceso de cuidado y crecimiento.
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