Claudia Sheinbaum y el Zócalo como termómetro político

Claudia Sheinbaum y el Zócalo como termómetro político

El Ágora

Por Ana Gómez

El Zócalo de la Ciudad de México volvió a latir como pocas veces. No era una marcha, tampoco una protesta, era el cierre de la gira nacional de nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum, un recorrido que la llevó por las 32 entidades federativas.

El Zócalo ha sido históricamente el espacio donde se mide la temperatura política de México. Ahí se han dado los gritos de independencia, las protestas más emblemáticas y las celebraciones populares que marcan época. 

Que Sheinbaum haya elegido este lugar para cerrar su gira no es casualidad, es un claro mensaje de fuerza, de legitimidad y de continuidad, en sí mismo, una encuesta viva, familias enteras viajaron desde estados lejanos para escuchar a la Presidenta. Hubo quienes llegaron en autobuses organizados, pero también quienes lo hicieron por cuenta propia, convencidos de que la cita era histórica. 

Esa multitud no solo acompañó, también refrendó un respaldo que ya se refleja en los números de las encuestas más recientes colocan a la Doctora Sheinbaum con niveles de aprobación superiores al 70%.

En política, la percepción es respaldo, y este evento dejó este evento es la de una mandataria con respaldo sólido, capaz de llenar plazas y mantener altos índices de aprobación en un país donde la confianza en las instituciones suele ser frágil.

«Mi compromiso es con el pueblo y sigue siendo entregar mi alma, mi vida y lo mejor de mí misma por el bienestar de México. Mi compromiso es defender a la patria», dijo la mandataria en uno de los momentos más aplaudidos de su discurso. La frase, cargada de simbolismo, buscó dejar claro que su gobierno no se concibe sin la cercanía con la gente.

La presencia de autoridades de los distintos Poderes de la Unión, Gobernadores incluso los de oposición como el caso de nuestro Estado Aguascalientes, lo anterior envía un mensaje de cohesión política, porque en un país donde las fracturas internas suelen ser noticia, la imagen de unidad en torno a la presidenta fue parte del guión cuidadosamente diseñado para este cierre.

Logros y retos

En su discurso, Sheinbaum no solo habló de símbolos, sino también presentó cifras de reducción de la pobreza, disminución de homicidios, ampliación de programas sociales y estabilidad económica. Recordó que entre 2018 y 2024, 13.5 millones de personas salieron de la pobreza y que México se convirtió en el segundo país menos desigual del continente.

Pero también reconoció que persisten retos como consolidar la paz en regiones específicas y garantizar que el crecimiento económico llegue a todos. «No les voy a fallar», aseguró, en una frase que buscó ser promesa y escudo frente a las críticas.

Lo que vimos en el Zócalo fue más que un informe de gobierno. Fue un acto de reafirmación política, fue un lugar donde el espacio público convertido en espejo, donde se reflejó el respaldo ciudadano, la cohesión institucional y la narrativa de continuidad.

En tiempos donde la política suele reducirse a cifras y encuestas, la plaza pública sigue teniendo un valor insustituible. Porque no hay número que sustituya la imagen de miles de personas coreando el nombre de su presidenta, ni encuesta que capture la emoción de un pueblo que se siente parte de un proyecto.

La Presidenta Claudia Sheinbaum cerró su gira nacional en el mismo lugar donde tantas veces se ha escrito la historia de México y lo hizo con un mensaje claro, la transformación sigue, y el pueblo la respalda.

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*Los textos publicados en la sección de Opinión son responsabilidad exclusiva del autor.

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