Cómo sobrevivir emocionalmente a diciembre
Por Maricruz Rahme
Las fechas decembrinas desencadenan muchas emociones que no siempre son placenteras. Diciembre puede sentirse como un mes emocionalmente cargado, ya que se combinan varios factores que intensifican lo que sentimos.
No todas las personas la pasan bien en esta última parte del año. Diciembre suele interpretarse como la parte final del año, un «balance» que no siempre es favorable porque activa reflexiones sobre lo logrado, lo pendiente y lo que duele.
Asistir a reuniones, ya sean de amigos, familiares o de trabajo, puede generar una sobrecarga social que eleva la reactividad emocional y, en consecuencia, genera estrés.
Muchas personas experimentan ansiedad al asistir a reuniones; la convivencia con familiares, amigos o compañeros de trabajo les provoca una autoexigencia excesiva. Para las personas con temperamento introvertido o alta sensibilidad, este tipo de encuentros pueden drenar su energía y generar tensión anticipatoria.
Las fiestas están llenas de rituales —comida, familia, música, tradiciones— que evocan recuerdos nostálgicos y afectan nuestro estado de ánimo.
En diciembre se espera que «todo sea bonito», «todo salga bien» o «todos estén felices»; cuando la realidad no coincide con esa expectativa, aparece la frustración.
Algunas sugerencias para afrontar las emociones negativas que produce diciembre son:
- Reducir las expectativas irreales. No es necesario estar feliz, socializar todos los días o cumplir con todo. Bajar la exigencia interna ayuda a liberar la presión emocional.
- Cuidar los límites. Diciembre suele saturarnos de compromisos; permítete decir «hoy no puedo», salir más temprano o elegir un evento en lugar de asistir a todos.
- Dar espacio a la nostalgia y permitir sentirla sin juzgarte.
- Conectar con lo cotidiano. En medio del caos decembrino, volver a lo simple ayuda a regularnos. Cocina algo que te guste, limpia un espacio, escucha música, organiza tu semana, etc.
- Dosificar la sobrecarga. Si lo social te abruma, toma micropausas: salir a tomar aire dos minutos, ir al baño, respirar, caminar un momento. La clave es regularte antes de saturarte.
- Llegar a la reunión con una intención clara. Por ejemplo, hablar con una o dos personas, no con veinte.
- Buscar apoyo emocional. Habla con alguien de confianza y comparte cómo te sientes.
- Prepararte para enero. Parte de la ansiedad que sentimos en diciembre proviene del cierre; hacer un plan realista para enero nos brinda sensación de control y calma.
Diciembre nos afecta porque combina recuerdos, expectativas, cierre de ciclo, vínculos, etc., y todo eso influye directamente en nuestras emociones. Sin embargo, diciembre también tiene una magia muy especial, así que permítete identificar cómo te sientes y aplica alguna de las sugerencias para que enfrentar esos momentos no sea tan difícil.
Si te interesa trabajar estas emociones con apoyo profesional, consúltame. Como psicóloga, puedo acompañarte para identificar tus desencadenantes, enseñar herramientas prácticas y diseñar un plan de intervención personalizado. No dudes en contactarme para iniciar un proceso de cuidado y crecimiento.
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