Paquete Económico 2026 y la apuesta por un México estable

Paquete Económico 2026 y la apuesta por un México estable

El Ágora

Por Ana Gómez

Este es el segundo paquete económico de la Presidencia de la Doctora Claudia Sheinbaum y llega en un momento de presiones fiscales y desaceleración internacional. 

Aun así, el mensaje de la Presidenta es claro, responsabilidad fiscal con inversión estratégica. El gasto neto total asciende a 10.19 billones de pesos, con un crecimiento real en la recaudación de 5.7%, impulsado por la digitalización fiscal y el combate a la evasión.

Déficit como motor

En México, la palabra “déficit” suele despertar alarmas, porque para algunos, es sinónimo de deuda y riesgo; sin embargo, el Paquete Económico 2026 obliga a matizar esa visión, porque el déficit proyectado del 4.1% del PIB no es un salto al vacío, sino una estrategia calculada para sostener la estabilidad y acelerar el desarrollo en un entorno global complejo.

El déficit de 2026 es menor al cierre proyectado de 2025 (4.3% del PIB), lo que evidencia una trayectoria descendente y su composición es claramente productiva. Una parte sustancial, equivalente al 3% del PIB, se destinará a programas sociales prioritarios, mientras que más de 228 mil millones de pesos financiarán infraestructura estratégica bajo el Plan México, y sectores como energía, defensa y aduanas recibirán incrementos significativos para fortalecer capacidades nacionales. 

En términos económicos, este déficit actúa como una herramienta contracíclica, cuando la economía externa se enfría, el gasto público mantiene activa la maquinaria interna, generando empleo inmediato y mejorando la competitividad mediante carreteras, puertos, proyectos energéticos y conectividad digital que, a su vez, atraen inversión privada.

Además, el nivel de deuda pública de México sigue siendo bajo en comparación internacional, al cierre de 2025 se ubica en 49.7% del PIB, mientras que economías avanzadas como Estados Unidos superan el 120% del PIB. Esta diferencia confirma que el país aún cuenta con margen fiscal para utilizar el déficit como palanca de desarrollo sin poner en riesgo su estabilidad macroeconómica.

Las virtudes del Paquete Económico 2026

El Paquete Económico 2026 destaca por mantener la estabilidad tributaria al no crear nuevos impuestos, lo que brinda certidumbre a empresas y familias, al tiempo que impulsa una inversión social y productiva que combina programas prioritarios con obras estratégicas de alto impacto económico. 

La disciplina fiscal se refleja en la reducción gradual del déficit sin frenar la inversión pública, mientras que la recaudación se fortalece gracias al crecimiento en impuestos clave como el ISR, el IVA y el IEPS, lo que permite financiar el gasto sin comprometer la estabilidad macroeconómica. Este equilibrio entre certidumbre fiscal, inversión y disciplina presupuestaria es uno de los mayores aciertos del paquete.

El IEPS y su papel en la recaudación 2026

Uno de los ajustes más relevantes del Paquete Económico 2026 es el incremento del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), particularmente en combustibles, tabacos y bebidas azucaradas. 

Este aumento responde a dos objetivos claros, el primero es fortalecer la recaudación sin crear nuevos gravámenes, aprovechando un impuesto ya existente y de fácil administración y el segundo es incentivar conductas saludables y sostenibles, desincentivando el consumo de productos con impactos negativos en salud y medio ambiente.

El IEPS, al ser un impuesto indirecto, tiene un efecto inmediato en la captación de ingresos y permite financiar parte del gasto social y de infraestructura sin comprometer la estabilidad macroeconómica. En 2026, se estima que este ajuste aportará varios miles de millones de pesos adicionales, contribuyendo a reducir la presión sobre el endeudamiento y respaldando el déficit productivo.

El Paquete Económico 2026 no es un ejercicio de gasto sin control, sino un plan de inversión con visión de país. El déficit, lejos de ser un enemigo, es en este contexto una palanca para sostener la estabilidad y preparar el terreno para un crecimiento más equitativo y sostenible.

En tiempos de incertidumbre global, en México demostramos que es posible combinar disciplina fiscal con inversión estratégica. La clave está en entender que el déficit no es un problema cuando se convierte en la semilla de un futuro más próspero, y que ajustes como el del IEPS son parte de la ingeniería fiscal que lo hace posible.

Sigue a Ana Gómez en X: @AnaGomezCalzada

*Los textos publicados en la sección de Opinión son responsabilidad exclusiva del autor.

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