Plan México: del récord de inversión a la transformación real

Plan México: del récord de inversión a la transformación real

Él Ágora 

Por Ana Gómez

En medio de un mundo polarizado, con tensiones comerciales y cambios políticos que podrían alterar el tablero económico global, México en el primer semestre de 2025 captó 34,265 millones de dólares en inversión extranjera directa, un récord histórico que representa un 10.2% más que en el 2024 y más del doble de lo registrado en 2017.

¿De dónde viene y a dónde va el capital?

El origen de la inversión no sorprende porque Estados Unidos encabeza la lista, seguido por España y Canadá, por lo que indudablemente el T-MEC sigue siendo un imán para empresas que buscan producir cerca de su mercado y reducir riesgos logísticos. En cuanto a sectores, la manufactura es la gran protagonista, acompañada por servicios financieros, minería, construcción, energía, industria aeroespacial, agroindustria, farmacéutica, textil, calzado y electrónica.

Territorialmente, la Ciudad de México, Nuevo León, Estado de México y Baja California concentran la mayor parte de los recursos. Un dato importante es que el 84.4% de la IED corresponde a reinversión de utilidades, es decir, que las empresas que ya operan en México están apostando por quedarse y crecer. Además, las nuevas inversiones crecieron un 246% interanual, el mayor salto en más de una década.

Polos de desarrollo: incentivos y riesgos

El gobierno federal encabezado por nuestra presidenta Claudia Sheinbaum ha lanzado 15 Polos de Desarrollo para el Bienestar en zonas estratégicas como el Istmo de Tehuantepec, Coatzacoalcos y Salina Cruz. Ofrecen incentivos fiscales inéditos como el 100% de deducción en activos fijos, el 25% de deducción en capacitación de personal y el 25% de deducción en investigación e innovación.

La apuesta de nuestro gobierno es atraer empresas, generar empleos y detonar economías regionales. Pero la experiencia internacional advierte que los incentivos fiscales no garantizan desarrollo si no se acompañan de reglas claras, transparencia y mecanismos de evaluación.

El riesgo con los gobiernos neoliberales era que este desarrollo no se convirtiera en beneficios sin retorno social, que las empresas que aprovecharan el estímulo, pero no generan impacto real en la ciudadanía, pero con la Cuarta Transformación esto cambió y se ve reflejado en las 13 millones de personas que salieron de la pobreza, durante el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Salarios y competitividad: rompiendo mitos

La presidenta Claudia Sheinbaum ha defendido que el aumento del salario mínimo no ahuyenta la inversión, y con estos grados de inversión los datos la respaldan, porque pese a un incremento del 12% en el salario mínimo, la IED sigue rompiendo récords y el empleo formal crece.

Esto rompe con una vieja narrativa neoliberal sobre que la competitividad se basa en salarios bajos. Hoy, las empresas valoran más la estabilidad, la certeza jurídica, la infraestructura y el talento calificado que la mera reducción de costos laborales. Competir solo por ser “baratos” es una estrategia condenada a la obsolescencia.

Competencia global y retos internos

México al día de hoy compite con Brasil, Vietnam y Polonia por manufactura avanzada y centros logísticos, pero tenemos ventajas que ellos no tienen, como la proximidad geográfica con Estados Unidos, el acceso preferencial por el T-MEC y nuestra mano de obra calificada.

A pesar de nuestras ventajas, uno tenemos retos en los que ya se comenzó a trabajar desde el Gobierno Federal, como infraestructura energética y de transporte insuficiente, pero sobre todo el mayor reto es la incertidumbre que generan los nuevos aranceles estadounidenses bajo la administración Trump.

México está en una coyuntura única. El récord de inversión extranjera es una buena noticia, pero aún no es un logro palpable en la sociedad mexicana. La historia económica está llena de ejemplos donde grandes cifras no se tradujeron en bienestar porque faltó visión de largo plazo, aunque estoy segura de que bajo el mandato de Sheinbaum el desarrollo económico seguirá traduciéndose en bienestar para todas y todos los mexicanos. 

Aquí es donde el Plan México implementado por la Doctora Claudia cobra sentido, porque es una estrategia nacional que está articulando la atracción de capital con metas claras de desarrollo social, transición energética, innovación tecnológica y fortalecimiento institucional. No se trata solo de recibir inversiones, sino de integrarlas a un proyecto de país que reduzca desigualdades, impulse la productividad y garantice que el crecimiento llegue a todos los rincones.

Si el Plan México logra alinear incentivos, infraestructura, educación y políticas públicas con esta ola de capital, podremos pasar de un récord estadístico a una transformación estructural. Porque la inversión que vale no es la que aumenta las gráficas, sino la que se convierte en escuelas, hospitales, empleos dignos y oportunidades reales para millones de personas.

Sigue a Ana Gómez en X: @AnaGomezCalzada

*Los textos publicados en la sección de Opinión son responsabilidad exclusiva del autor.

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