Un Museo sobre el narco

Ana Gómez

Ana Gómez

El Ángora

Por Ana Gómez

El Presidente Municipal de Badiraguato, comenzó las obras para la construcción de un museo controversial sobre el narcotráfico, al evento de la inauguración de la construcción asistió Rubén Rocha Montoya, Gobernador de Sinaloa.

Según José Luis López Elenes, Alcalde de Badiraguato, mencionó en entrevista que la creación de este museo es para poder atraer más turismo a la entidad como fomento a la economía de la población.
Leer un encabezado con una noticia como esa genera de entrada sorpresa y escándalo si esa información carece de contexto.

Nuestro país desde el año 2006 al 2018 padeció de una demencial guerra contra el narcotráfico iniciada por el entonces presidente espurio Felipe Calderón Hinojosa que desesperado en lograr una mínima legitimidad después de su vergonzoso fraude electoral que lo llevó al poder comenzó una escalada de violencia sin estrategia real para combatir al narcotráfico.

Esa guerra sin sentido se prolongó hasta el decadente gobierno de Enrique Peña Nieto, mientras miles de jóvenes y padres de familia desesperados por la desigualdad, la pobreza y la marginación decidían sumarse a las filas del crimen organizado como una salida equivocada buscando resolver su vida desde una perspectiva individualista neoliberal de “crecer y enriquecerte” no importa el costo ético o moral.

Con nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador, se declaró el final de esa guerra que dejó tantos muertos y desolación, se emprendió una estrategia en la que se combaten las causas del surgimiento del crimen organizado que es la pobreza, la desigualdad y el abandono y con inteligencia de combate a los grupos delictivos respetando los derechos humanos de todos los involucrados haciendo realidad nuestro Estado de Derecho. Eso es un cambio verdadero.

Un museo sobre el narcotráfico donde fue la cuna contemporánea de ese fenómeno histórico y social, no debe causar escándalo si el discurso museográfico del mismo es precisamente exponer ese fenómeno histórico y social y concientizar sobre el daño que ha causado ese flagelo.

No podemos ocultar que la cultura del narcotráfico es un tema de la vida cotidiana en Badiraguato, según el censo del 2020 cuentan con una población de 26 mil personas, es un área en la que históricamente la marginación y el abandono han condenado a la pobreza a miles de familias, por su lejanía y aislamiento geográfico sabemos que fue la tierra fértil para que los narcotraficantes más poderosos de la historia de nuestro país sean de ese lugar.

Badiraguato es el crudo retrato de las víctimas y las consecuencias del neoliberalismo que enseña a la gente a sobresalir a cualquier precio que estando en condiciones de extrema pobreza, delinque, se enriquece y luego ellos son señalados como monstruos, siendo que en realidad fueron creados por el mismo sistema que los había condenado a la pobreza.

El narcotráfico ha creado con los años toda una “narcocultura” que no podemos negar, en Culiacán, otro municipio de Sinaloa existe una capilla en la que le rinden culto a Jesús Malverde, que culturalmente es conocido como el santo de los narcotraficantes, este recinto religioso atrae miles de turistas al año, lo que ayuda económicamente a la población. La devoción a esa figura de un santo bandolero o a la Santa Muerte son evidentes muestras de los íconos que reconocen como modelo dentro de la narco cultura y más allá son los valores de un modelo económico de la explotación extrema al ser humano.

Se suma a ello la música, un estilo de vestir e incluso un estilo de vida en el que se reconoce el despilfarro, la vida banal, la ostentación y la falta de respeto por la vida y al dolor ajeno teniendo como ídolo mayor al dinero y al poder, nada más cercano a los valores culturales del capitalismo salvaje. Los medios convencionales de comunicación enaltecen de manera irresponsable este fenómeno con series televisivas e impulsando cantautores de un género que elogia ese modo de vida, todo por ganar espacios económicos en el mercado.

Creo que sería un error negar ese fenómeno cultural, la clave es cómo lo está haciendo nuestro Presidente, modificar el modelo económico para así hacer surgir una nueva manera de ver la vida, un nuevo pensamiento y una nueva cultura. Si desaparecen las causas, el fenómeno cultural carece de sentido y a diferencia de los gobiernos neoliberales donde “las buenas costumbres” son tan importante, que prefieren ocultar la realidad y no hacer nada al respecto.

Según las entrevistas realizadas a las autoridades de Badiraguato, el museo que ellos plantean no fomentará la cultura del narcotráfico, sino todo lo contrario, buscan activamente que se vean los efectos nocivos de las drogas y las consecuencias por delinquir.

Un museo sobre el narcotráfico, no es algo nuevo, entiendo que desde 1985 el Ejército Mexicano cuenta en la Ciudad de México con un Museo del Enervante al que solo pueden tener acceso militares y funcionarios de las áreas de seguridad. Ese es un espacio didáctico que explica el fenómeno del narcotráfico, su historia, tipos de drogas, armas y objetos incautados a delincuentes así como un homenaje a quienes han luchado para combatirlo.

El posible nuevo museo será controversial en tanto no conozcamos su propuesta y discurso, en tanto no comprendamos que estamos luchando por desterrar ese trágico momento de nuestra historia y de nuestro presente y que para ello se requiere de las más diversas herramientas, como por ejemplo sacar del abandono, la marginación y la falta de las oportunidades a tantos “Badiraguatos” que hay en México, haciendo conciencia del daño que provoca no solo el narcotráfico, sino el pensamiento neoliberal que de origen lo provoca y lo fomenta.

Los textos publicados en la sección de Opinión son responsabilidad del autor que lo emite y no plasma el criterio de México Habla.  

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