1968

Fernando Belaunzarán

El diazordacismo está de regreso…

Se cumplen 54 años de la gesta estudiantil de 1968 que sacudió la conciencia nacional, el cual se conmemora el 2 de octubre, día de la masacre en Tlatelolco; pero el movimiento fue mucho más que su abrupto y sangriento final. Lo que comenzó por la absurda represión de granaderos contra estudiantes de bachillerato que se liaron en un tochito callejero, se convirtió en telúrica irrupción juvenil.

Eran los tiempos del país de un solo hombre en el que el Presidente sometía a los demás poderes, perseguía disidentes y periodistas independientes según su ánimo y designaba un sucesor mediante un dedazo.

Frente a la intolerancia de un régimen que se negó a dialogar un sencillo pliego petitorio, se hizo evidente que los jóvenes eran reprimidos por ejercer las libertades públicas que eran letra muerta en la Constitución. El gobierno les lanzó al ejército en el bazucazo a la puerta de la Prepa Uno, tomando el Casco de Santo Tomás y Ciudad Universitaria, y luego entrando en la Plaza de las Tres Culturas en fuego cruzado con el Batallón Olimpia.

El movimiento trascendió a sus victimarios y marcó el principio del fin de la llamada dictadura perfecta. Es un hito de la larga lucha por la democracia que pareció llegar a un punto sin retorno con la alternancia en el año 2000. Pero la historia es caprichosa y regresó el presidencialismo autoritario con López Obrador.

Hoy sostienen desde el poder el mismo principio de autoridad de entonces, exigen incondicionalidad absoluta al titular del Ejecutivo, estigmatizan a cualquier persona que discrepe, manipulan la justicia para intimidar, el pensamiento único amenaza la autonomía universitaria y el gobierno pretende controlar elecciones y regresar a la hegemonía del partido de Estado, mientras militarizan el país.

Nos toca defender el legado de esos valientes estudiantes e impedir con nuestro voto que se salgan con la suya quienes los elogian con palabras, pero los traicionan en los hechos. 

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