¿Tienes tos pos-COVID? Esto te puede interesar

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Al contagiarse del virus COVID, uno de los síntomas más recurrentes y duraderos en secuelas es la tos. De acuerdo con un estudio sobre la prevalencia del virus en el cuerpo, aproximadamente 2.5% de las personas que se contagiaron continúan con el síntoma de la tos hasta por un año, a pesar de ya no tener el virus activo en el sistema. 

La tos es un síntoma natural después de tener la enfermedad, ya que el COVID afecta todo el tracto respiratorio, y se da porque es la forma en que el cuerpo rechaza y elimina todos los irritantes no deseados como lo es el polvo y mucosidades. Sin embargo, aunque es un mecanismo de defensa del organismo, también es una forma de propagación del virus, es por eso que se contagia con tanta facilidad. 

Existen cuatro razones principales por las cuales puede persistir este síntoma por tanto tiempo, aunque todas ellas tienen que ver con la inflamación que causa. 

  • La primera tiene que ver con que las vías respiratorias superiores (como son los senos paranasales y los conductos nasales) están inflamados, y por lo tanto se produce un líquido que gotea por la parte posterior de la garganta y hace que se tenga la necesidad de tragar, toser o aclarar la garganta. 
  • Otra razón de tos es si los pulmones y las vías respiratorias inferiores tienen afectaciones. Si es así, la tos es una forma de que el cuerpo trate de eliminar la hinchazón y el líquido que detecta el cuerpo. Si no hay mucho líquido, la tos es seca. 
  • Cuando el sistema nervioso está involucrado también se genera tos. Esto sucede porque las vías neurales están inflamadas. 
  • Y la última, poco común pero más grave, es cuando la tos es causada por la cicatrización del tejido pulmonar a causa de la inflamación. Este caso debe ser monitoreado por especialistas en el sistema respiratorio. 

Asimismo, es importante atender y verificar que la tos crónica pos-COVID no se esté dando por otros procesos infecciosos o por otras causas graves. Los signos de una segunda infección pueden ser: cambios en el tipo de tos (que suene distinto, o que sea más frecuentes), cambios en las flemas (aumento de volumen o presencia de sangre) y desarrollo de nuevos síntomas como dolor de pecho, palpitaciones, empeoramiento de la disnea o fiebre. 

Algunas medidas para reducir la tos no grave, pueden ser: chupar pastillas, dormir en posición erguida, aerosoles nasales y enjuagues salinos (si es que la tos se debe al goteo posnasal); si la garganta está seca o tiene cosquillas que generan la tos, se pueden dar sorbos de agua lentamente, comer miel y respirar lento por la nariz. Si la tos se origina de inflamación en los pulmones, se recomienda hacer ejercicios de respiración controlada e inhalaciones de vapor. 

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