Héctor Escalante.
Durante la semana se dio a conocer el cartel del Vive Latino 2023, con la grata sorpresa de tener como principales bandas a Red Hot Chilli Peppers y a Black Crowes, además de los clásicos Café Tacvba o regresos como Bunkers y otros indispensables como Lila Downs o La Santa Cecilia.
La emoción de los festivales en México es inmensa, el público es fiel a los eventos que se programan, todos deseamos ir, pero los precios se vuelven estratosféricos. Montos que van desde los 2 mil pesos hasta los 10 mil, de acuerdo con el tipo de boleto y festival al que desees asistir, a pesar de todo, siempre se garantizan llenos.
Pal Norte, Corona, Vaivén, Hell and Heaven, Vive Latino, Coordenada, Ceremonia, EDC, son opciones que los mexicanos tenemos, nadie se puede quejar de que México no es una opción para los amantes de los festivales de música en general. A nuestro país llegan las mejores bandas del mundo, somos afortunados, pero ese no es el tema.
La crisis económica, la pandemia y otros tantos elementos hacen que la economía no sea la mejor aliada de los mexicanos. Asistir a los festivales se ha convertido en un deseo para muchos que no todos pueden cumplir. Sin embargo, nadie sabe cómo, pero cada evento está a reventar.
Los festivales y la música son un negocio, no hay muchas más opciones alternativas. Vale la pena recordar los masivos que se organizaban en CU o en la UAM, en donde el costo era un kilo de grano o latas de comida, principalmente para las comunidades indígenas.
Vale la pena reflexionar sobre si son necesarias otras opciones para que más gente pueda asistir a estos eventos, muchos no pueden pagar un boleto para un festival. De a poco regresaron los eventos gratuitos al Zócalo, más como actos de campaña que como alternativas artísticas.
Bienvenidos los festivales, los conciertos, los grandes eventos. No queda más que ahorrar por ahora, sin embargo, vale la pena pensar en que se deben encontrar otras opciones, sino se convierte en algo inalcanzable.
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