Un clic para la libertad digital

Un clic para la libertad digital

El Ágora

Por Ana Gómez

En la era digital, donde basta un clic para contratar un servicio, paradójicamente cancelar una suscripción se ha convertido en un calvario. La nueva reforma a la Ley Federal de Protección al Consumidor busca poner fin a esa desigualdad.

En México, cancelar un servicio digital ha sido, hasta ahora, una odisea. Llamadas interminables, menús telefónicos que parecen laberintos, correos que nunca reciben respuesta y, en ocasiones, cargos que se repiten mes tras mes sin autorización expresa. 

La experiencia del consumidor frente a las grandes plataformas de internet y entretenimiento ha sido, en muchos casos, la de un rehén financiero, porque de no pagar y cumplir con los requisitos que te piden, básicamente terminas condenado al buró de crédito. 

La reciente reforma aprobada en la Cámara de Diputados promete cambiar este escenario. Se trata de una modificación a la Ley Federal de Protección al Consumidor, específicamente al artículo 76 Bis, que busca garantizar que las suscripciones digitales con cobros recurrentes puedan cancelarse de manera inmediata, sencilla y sin penalizaciones.

El cambio no es menor. En un país donde el consumo digital crece a doble dígito cada año, y donde millones de usuarios contratan servicios de streaming, software, aplicaciones móviles o incluso gimnasios en línea, la posibilidad de cancelar con un solo clic representa un avance en la defensa de los derechos del consumidor.

El fin de la reforma

El corazón de la reforma radica en tres principios esenciales que son, uno, la transparencia en la información sobre cargos recurrentes, dos, el consentimiento expreso del consumidor antes de cualquier cobro automático y por último la posibilidad de cancelar de manera inmediata y sin obstáculos. 

Estos pilares buscan devolver al usuario el control sobre sus decisiones financieras y garantizar que la permanencia en un servicio digital dependa de la calidad ofrecida, y no de las trabas impuestas para abandonarlo.

Además, las plataformas estarán obligadas a avisar con cinco días de anticipación antes de renovar automáticamente una suscripción. Esto permitirá que el consumidor decida si continúa o no con el servicio, evitando los llamados “cargos fantasma” que tanto afectan la economía familiar.

Un paso hacia la modernidad regulatoria

La medida no surge en el vacío. En Estados Unidos, la Federal Trade Commission (FTC) aprobó en 2024 la regla conocida como “click to cancel”, que obliga a las empresas a ofrecer un botón visible y sencillo para cancelar suscripciones. En la Unión Europea, la Directiva de Derechos del Consumidor ya establece obligaciones similares desde hace algunos años.

México, con esta reforma, se alinea a esas tendencias internacionales. No se trata solo de proteger al consumidor, sino de modernizar el marco regulatorio frente a un mercado digital que evoluciona más rápido que las leyes.

Competencia justa y confianza digital

El trasfondo de esta reforma es también económico. Al eliminar las trabas para cancelar, las empresas deberán retener a sus clientes por la calidad de su servicio, no por la dificultad de escapar de él. Esto fomenta una competencia más justa y obliga a las plataformas a innovar y mejorar constantemente.

Por otro lado, la confianza del consumidor en el entorno digital puede fortalecerse. Muchos usuarios, especialmente adultos mayores o personas con menor alfabetización tecnológica, desconfían de los servicios en línea precisamente por el temor a los cobros automáticos. Un marco legal claro y garantista puede abrir la puerta a una mayor inclusión digital.

El reto de la implementación

Sin embargo, la letra de la ley no basta, el verdadero desafío será la vigilancia y aplicación efectiva por parte de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco). Si las plataformas se encuentran en una posición para complicar la cancelación, ocultando botones, exigiendo pasos innecesarios o condicionando la baja a encuestas interminables, la reforma perderá fuerza.

La Profeco deberá actuar con firmeza, imponiendo sanciones ejemplares a quienes incumplan. Solo así la promesa de un “clic para cancelar” se convertirá en una realidad tangible para millones de usuarios.

Una victoria ciudadana

En un país donde los abusos comerciales suelen normalizarse, esta reforma representa una victoria ciudadana. No es un cambio espectacular ni mediático, pero sí profundamente significativo, porque devuelve al consumidor el control sobre su dinero y su decisión de permanecer o no en un servicio.

La digitalización de la vida cotidiana exige nuevas reglas del juego, y esta vez, México parece haber entendido que la libertad digital también se defiende en los pequeños detalles, con un aviso oportuno, un consentimiento informado y, sobre todo, un clic liberador.

Sin embargo, todavía falta un paso crucial, que es su aprobación en el Senado de la República. Solo entonces podrá convertirse en una realidad jurídica y práctica, capaz de transformar la relación entre usuarios y proveedores de servicios digitales en México.

Sigue a Ana Gómez en X: @AnaGomezCalzada

*Los textos publicados en la sección de Opinión son responsabilidad exclusiva del autor.

Te puede interesar: Paquete Económico 2026 y la apuesta por un México estable

Entérate de las noticias por medio de nuestra cuenta oficial en Instagram

Read Previous

Precio del dólar: ¿Cuál es el tipo de cambio en México?

Read Next

Tiroteo en oficina del ICE en Dallas deja dos muertos y dos heridos