Laura Sandoval.
Contrato mata talento
Por Laura Sandoval
Hablar de negocios implica poner en la mesa algo de lo que no nos gusta hablar mucho pero lo cierto es que brinda seguridad y certeza. El dinero en un activo, una herramienta que da estabilidad, pero en estos tiempos sobre todo… Poder y cuando lo combinamos con deportes es una bomba mediática que impacta en las conversaciones y en las aspiraciones de futuros talentos que sueñan con alcanzar algunos de estos contratos.
Los tiempos han cambiado y vaya que lo han hecho, hace un poco más de un siglo, a principios de los 1900, hacer deporte se pensaba que era para personas que tenían mucho tiempo libre e incluso los llamaban vagos. Pero en cuanto empezó a profesionalizarse y a verse como algo serio, que le gustaba al público, dándose cita en diferentes estadios o centros deportivos, fue ese momento en el que se le empezó a ver como algo rentable.
En los deportes como en el arte de aquellos tiempos e incluso más atrás, muchos de los talentos que marcaron épocas o estilos murieron en la verdadera decadencia y pobreza, incluso dejaron este mundo sin imaginar el éxito que pudieran tener en el futuro.
En el caso de los deportistas, imaginar que habían salarios por partido de cinco dólares o aspirar a un contrato de tres mil dólares por temporada era el sueño de cualquier deportista de aquellos años.
Hoy en día ¿Qué dirían de un contrato de 700 millones de dólares? como el que recibió Shohei Ohtani de los Dodgers por diez años. Definitivamente es una locura que hubiese sido impensable.
¿Qué significa esto? Que sin duda los deportes y el negocio se han convertido en mejores amigos y que las mismas marcas han empezado también a crear sus propias sedes de talento. Lo vemos en caso de las marcas de zapatillas deportivas que tienen sus propios clubes o escuelas de fútbol o de atletismo, para ellos mismos administrar las carreras de estos prodigios y recuperar la inversión.
El deporte como industria se ha vuelto un enorme monstruo que incluso ahora con la memorabilia se convierten en las nuevas piezas de colección, cazables en subastas con números estratosféricos que pareciera que solo un jeque árabe pudiera pagar pero no, muchos mortales ahorran para darse esos lujos.
El caso más emblemático es el de la tarjeta de béisbol T206 de Honus Wagner, que salió en una cajetilla de cigarros de los años 1909 a 1911 y que es considerada el Santo Grial de los coleccionistas y podría llegar a valer cincuenta millones de dólares. ¡Vaya eso es mucho dinero! Y lo más curioso es que él como jugador, jamás vio todo ese dinero junto, es más ni una cuarta parte y eso es muy triste.
Hoy en día la polémica vuelve a saltar en la NFL por los contratos, en específico el de los quarterbacks ¿A dónde vamos a parar? Diría Marco Antonio Solís, “El Buki”. La oferta y la demanda en esa posición tiene un estándar de más de 450 millones de dólares, incluso sin demostrar la habilidad y el talento para ganar Super Bowls.
El mejor QB de la liga sin duda es Patrick Mahomes, hoy en día ocupa el lugar 11 en el ranking de los mejores pagados de la liga en esa posición, en contraste con el número uno que es Jordan Love, el joven quarterback de Green Bay, que solo ha llegado a un juego divisional y que le falta mucho por experimentar.
Es aquí el punto tan complejo en el que estamos, Day Prescott quarterback de los Dallas Cowboys, está en una negociación que pareciera infinita, donde podría ganar más de 60 millones de dólares al año, pero con el pequeño detalle de no ha ganado nada y es uno de los más veteranos con treinta años.
Existe un dique en las finanzas del equipo de América ya que su tres jugadores principales, el mencionado Prescott, Ceedee Lamb y Micah Parsons, están en una situación compleja porque los números pareciera que no le cuadran a los contadores de los Dallas Cowboys, que tienen que lidiar con un tope salarial de de 255,4 millones de dólares y tienen que cumplir con las exigencias de su talento para que estén satisfechos y permanezcan en la franquicia. Y después ocurre el fenómeno donde el talento que puedan tener queda limitado posteriormente de haber conseguido sus contratos.
Es el momento en que podían ocurrir muchas cosas e incluso poner un fin a los excesos en la posición de mariscal de campo porque de no ser así ¿A dónde van a llegar los precios? Y hasta qué punto pueden ser pagables sin tener el verdadero talento de por medio.
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