Héctor Escalante.
Hace aproximadamente un mes, un helicóptero de la Marina Armada cayó y desafortunadamente en el accidente murieron 14 marinos de los 15 tripulantes, quienes participaron en el operativo de la captura de Rafael Caro Quintero en Sinaloa. Se ha dicho que la razón que provocó el accidente fue que la aeronave se quedó sin combustible, aunque se sugirió que pudo haber sido un atentado.
La Marina Armada de México es una de las instituciones mejor evaluadas por los ciudadanos y, probablemente, la más confiable por su labor realizada en los últimos años en materia de seguridad. Incluso es conocido que las autoridades norteamericanas prefieren colaborar en operativos con ellos que con la Defensa Nacional.
Resulta inexplicable que esta institución, una de las más reconocidas se haya prestado a un acto banal, insignificante, denigrante. Prestar su aeronave para trasladar a la mascota (botarga) del equipo de beisbol de los Olmecas de Tabasco, el favorito del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En medio de una de las jornadas más violentas que ha vivido el país, con incendios en Jalisco y en Guanajuato, más una de las más sangrientas en el estado de Chihuahua en donde al menos 10 personas perdieron la vida, resulta lamentable que un helicóptero de la Marina sea utilizado para un acto deportivo y sea injustificado el hecho.
Este gobierno ha dicho incansablemente que no es como los anteriores, que ellos son distintos, que son mejores. Lo que ha sucedido en las últimas semanas en materia de seguridad, la falta de respuesta y de resultados nos demuestran que las cosas no están mejor que antes.
No solo eso, en las cuestiones banales, simples, errores básicos, no están mejor como gobierno. Parece que nadie se había atrevido a tanto como a volar una botarga en un helicóptero de la Marina para un juego de beisbol, es simplemente detestable, lamentable.
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