La Marcha del Pueblo

Ana Gómez

Ana Gómez

El Ángora

Por Ana Gómez

A cuatro años de hacer realidad el inicio de nuestra Cuarta Transformación, el pueblo organizado de todo México marchó hombro con hombro con nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador en un hecho histórico, que a reserva de estar equivocada, no había sucedido desde febrero de 1913 cuando el Apóstol de la Democracia, Francisco I. Madero, siendo mandatario federal avanzó por el Paseo de la Reforma acompañado de los Cadetes del Colegio Militar y grupos de civiles hasta Palacio Nacional en defensa de su gobierno legítimamente constituido ante la rebelión armada conservadora de los generales retirados Manuel Mondragón, Bernardo Reyes y Félix Díaz.

En esta ocasión, López Obrador convocó al pueblo de México a marchar a su lado desde la Columna del Ángel de la Independencia hasta la plancha del Zócalo de la Ciudad de México para festejar los cuatro años de este gobierno del cambio verdadero y escuchar un informe de los muchos avances alcanzados en estos cuatro años de gestión.

Esta marcha nació después de la realizada por la oposición conservadora que se reunió precisamente en el Ángel de la Independencia al Monumento de la Revolución para expresar su rechazo a la propuesta de Reforma Electoral impulsada por nuestro Presidente en la que buscamos terminar con los privilegios y el dispendio de los consejeros del Instituto Nacional Electoral, que sean electos de manera directa por el pueblo y que se eliminen los escaños plurinominales del Poder Legislativo.

Desde el amanecer de este domingo, miles de personas llegaron por diferentes medios de transporte desde todos los estados del país con mantas, pancartas, música, bailarines, danzantes y muchas otras expresiones artísticas y culturales para apoyar a nuestra Cuarta Transformación y marchar al lado de nuestro Presidente creándose desde la mañana un ambiente festivo en el Paseo de la Reforma, prácticamente desde el Zócalo hasta el Auditorio Nacional.

Y es que desde temprano se les cedieron asientos en el Zócalo a personas de la tercera edad, mientras que los diferentes contingentes se reunían en diferentes puntos de Paseo de la Reforma de acuerdo a su entidad de origen, esto con base en la organización del evento.

Hasta el lugar señalado como inicio llegó López Obrador y comenzó la marcha que encabezó acompañado por su gabinete, legisladores y los principales aspirantes a la candidatura presidencial de nuestro movimiento, aunque el avance fue lento, porque una multitud quería saludarlo, fueron cerca de seis horas el trayecto del Presidente desde la columna del Ángel de la Independencia hasta el templete en el que dirigió su mensaje.

Miles de personas escucharon dentro y fuera del Zócalo el mensaje de López Obrador, entre calles repletas de simpatizantes que manifestaron su apoyo y lealtad a este cambio verdadero. 

Sin duda los mensajes principales de nuestro Presidente fueron el puntual informe de cien promesas cumplidas en estos cuatro años, su determinación de estar en contra de la reelección presidencial, y sobre todo la definición del modelo ideológico y de gobierno de esta Revolución de las Conciencias al que denominó “Humanismo mexicano” explicándolo detalladamente y reiterando su amor correspondido al pueblo, con un compromiso permanente de luchar y trabajar con y para los más pobres con acciones de desarrollo que van “de abajo, hacia arriba” con un sentido profundamente democrático desde la izquierda.

Aunque este solo concepto da para un exhaustivo análisis, López Obrador dijo que el “Humanismo mexicano” nace de la grandeza milenaria, cultural e histórica de México, de sus luchas y anhelos populares que es su historia política y sobre todo en el amor al pueblo. Este posicionamiento no es asunto menor, es de entrada una definición ideológica desde la izquierda reconociendo nuestro pasado y la experiencia que nos ha dejado como Nación, ahí recordó los erróneos modelos conservadores que desprecian la justicia distributiva.

“De este criterio se desprende nuestros fundamentos de política económica: progreso sin justicia es retroceso. Es indispensable la justicia en la nueva política económica y moral. Se desechó la obsesión tecnócrata de mediar todo con indicadores de crecimiento, lo más importante no es cuantitativo, sino cualitativo, es decir, la distribución equitativa de la riqueza, crear condiciones para que la gente viva feliz y libre de miserias y temores”, sentenció nuestro Presidente.

Antes de iniciar su discurso recordó a las mujeres y hombres que fallecieron a lo largo de esta larga lucha para ver hecho realidad este gobierno, y en su momento felicitó la mucha participación de los jóvenes en la marcha lo que le da el aliento de ver que ya existe un relevo generacional para esta gran lucha popular.

Nuestro Presidente reiteró su postura en contra de la corrupción y los privilegios, a favor de la democracia y la justa distribución de la riqueza en un mensaje que sin duda es un antes y un después en nuestra Historia reciente de México, porque fija postura y rumbo en lo mucho que nos falta por hacer en esta Cuarta Transformación que apenas ha comenzado.

Los textos publicados en la sección de Opinión son responsabilidad del autor que lo emite y no plasma el criterio de México Habla.  

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