Presidente de mentiras

Fernando Belaunzarán

Con motivo de su cuarto informe de gobierno, el presidente López Obrador lanzó una batería de spots llenos de mentiras, hablando de logros que solo existen en su imaginación. Lo difícil es encontrar un dato verídico en medio de tanta mitomanía. Ante la falta de resultados, apuesta por la propaganda para ocultar su fracaso, conculcando el derecho de los ciudadanos a saber cuál es el estado real de la nación.

Lo mismo presume que ya inauguró una refinería inconclusa que acabará costando 20 mil millones de dólares que un aeropuerto al que nadie quiere ir, que no solucionará el tráfico aéreo en el valle de México y que lejos de ahorrar significó desperdiciar lo ya invertido en Texcoco. Con total descaro asegura que es el mejor de América Latina cuando no aparece ni en los primeros diez. Eso sí, es el único que realiza funciones de lucha libre para que por momentos no luzca desierto.

Más grave aún es el Tren Maya y no por el costo que igual se fue a las nubes, sino por el daño irreparable a un ecosistema único en el mundo. Pero si el derroche irracional y destructor lástima, también la tragedia humana que ha significado el desastre en el sistema de salud que dejó a más de 15 millones de mexicanos sin servicio médico. Mientras persiste el desabasto de medicinas tiene el descaro de decir que ahora sí ya pronto seremos Dinamarca. 

Se atreve a vanagloriarse de su política social cuando ha generado cuatro millones de nuevos pobres y se ha agudizado la desigualdad. No hubo crecimiento antes de la pandemia y el PIB todavía está por debajo del que se tenía cuando asumió la presidencia. Prometió la paz, pero su gobierno será el más violento en lo que va del siglo. Las desapariciones, extorsiones y la trata de personas se han disparado junto con el control territorial del crimen organizado. La gente vive desprotegida y con miedo.

López Obrador podrá consolarse con su popularidad, pero lo pondrá en su lugar la terca realidad.

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