Restauración

Fernando Belaunzarán

El reloj se regresó medio siglo

Con el presidencialismo autoritario volvieron las formas del viejo régimen, aunque en versión más rupestre. La obediencia ciega al monarca sexenal, el culto a su personalidad, el sometimiento de los otros poderes, el uso de la justicia para perseguir disidentes, el palo y la zanahoria para intimidar y alinear a la prensa. Y no solo eso, también está de vuelta la pretensión de designar al sucesor mediante dedazo. Los tapados de ayer son las corcholatas de hoy.

Tenemos de nuevo un partido oficial que controla el titular del Ejecutivo, quien pone a las instituciones a su servicio para conseguir objetivos facciosos. Los órganos autónomos son colonizados con incondicionales o atacados desde el poder. También regresaron las elecciones de Estado y es notoria la coacción de beneficiarios de programas sociales, así como la compra y acarreo masivo de votos. Solo les falta controlar al instituto que organiza los procesos electorales, pero en eso andan.

La intolerancia y acoso a periodistas independientes e incluso a ciudadanos críticos es encabezada por el propio Presidente desde sus conferencias mañaneras. Persona a la que señala es inmediatamente linchada en redes sociales por una estructura que se controla desde el gobierno. Cualquier voz discordante en sus filas es vista como traición, deben cambiar de opinión cuando el líder cambie la suya y no conciben que alguien pueda pensar distinto de manera genuina. Para la inquisición empoderada, discrepar es un acto inmoral.

La corrupción sigue siendo sistémica al ser fuente de financiamiento del proyecto político gobernante, los contratos se entregan en su inmensa mayoría sin licitación y la opacidad gana terreno junto con las obras y facultades otorgadas a las fuerzas armadas. Los caprichos presidenciales colapsaron el sistema de salud, degradaron a la educación y derruyeron al Estado de Derecho. López Obrador nos regresó al siglo XX. Ahora tenemos que volver al futuro.

Los textos publicados en la sección de Opinión son responsabilidad del autor que lo emite y no plasma el criterio de México Habla.  

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